En el presente post llega de parte mi buen
amigo Rómulo Martínez, él nos comparte un artículo de su autoría en el que
expone su visión de las crisis internas que vivimos como país. Gracias mi broster por apoyarme para la 4ta
continua.
El VRAEM, la red de mafias del norte, la
red Oropeza, los traficantes de terreno en San Juan de Lurigancho… Todo
declarado en estado de emergencia, o sea estamos en guerra interna, pero guerra
al fin al cabo.
Es el año 2015, al igual que en épocas
antiguas y modernas, los ciudadanos de a pie no podemos caminar tranquilos e
nuestra ciudad, porque un compatriota puede acabar con nosotros. “El mayor enemigo
de un peruano, es otro peruano”. Realmente, el estado no lo dice que estamos
afrontando una guerra interna que realmente ya se llevó varias vidas; pero qué
hace el estado para afrontar este tema que lleva ya años como el caso del VRAEM
(donde incluso a los enviados a la zona de emergencia tienen un sueldo
cuadruplicado, prometedor para muchos, pero a que costo). Ahora mismo alejados
de la zona de emergencia, todo el norte peruano está contaminado por mafias; lo
peor es que se tiene conocimiento del tema e incluso de quienes son (Véase el
escuadrón de la muerte) y ahora la red de narcotráfico de Oropeza, junto con la
guerra interna de San Juan de Lurigancho.
¡Amigo cuidado con los choros!... Qu.. ijfdjsflk!!?? uy csm!! adftrft!!??
Sabemos que el estado (todos los peruanos) estamos
representados por una clase política, quien realmente es la responsable del
desorden del país, pues comandan incluso la fuerzas armadas. Es claro que la
corrupción está presente en muchos estados del mundo, somos conscientes que no
pedimos perfección, pero si una estabilidad y no circunstancias de tensión.
Es una cuestión de criterio interpretar el
descontento de la mayoría del país con la seguridad y la vida en las calles.
Pidamos un estamos de protección, tenemos que vivir en un país donde la
justicia aplaca el reclamo y no el delito (tenemos una ley que responsabiliza
la autodefensa con cargos penales).
El mayor enemigo latinoamericano, el narcoterrorismo.
Tomemos responsabilidad de nuestro país, para
tomar consciencia sobre como debemos unirnos para detener la desunión que
termina en esta guerra interna. Las razones pueden ser muchas, pero si queremos
seguir construyendo una nación debemos cuidarnos y salvarnos primero nosotros.
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